por Tamara Amaré Monzoncillo
Desde las melodías espontáneas de su infancia hasta las grandiosas presentaciones en los escenarios más prestigiosos, la historia de este distinguido barítono es una oda a la perseverancia, el talento y la pasión inquebrantable por la música. Su viaje comienza en los rincones más íntimos de su hogar, donde los ruiditos y melodías que acompañaban su juego solitario eran los primeros indicios de un talento nato esperando florecer.
A los diecisiete años, marcado por el fin de su etapa secundaria, tomó la decisión que definiría el resto de su vida: comenzar a tomar clases de canto. Esta elección no fue fruto del azar, sino la culminación de una vida en la que el canto funcionaba como un refugio emocional, una forma de liberar tanto las alegrías como las tristezas que habitaban en su interior. El canto era su forma de desahogo, una necesidad intrínseca que lo llevaba a expresar lo inefable, a dar voz a lo que solo el corazón puede sentir
Su educación musical formal se enriqueció bajo la tutela de renombrados maestros como Amalia Estévez, Ricardo Yost, Omar Carrión y Alejandra Malvino, quienes no solo pulieron su técnica vocal sino que también lo guiaron en el vasto repertorio que hoy domina con maestría. Su talento y dedicación no tardaron en ser reconocidos, llevándolo a protagonizar «Elmer Gantry» en Nueva Jersey en 2008, representar a Argentina en el concurso internacional Belvedere, y deleitar al público en el Teatro Colón y otros escenarios importantes con su interpretación en obras como «La Bohème», «Don Giovanni», «Carmen» y muchas más.
Este barítono no solo ha demostrado ser un intérprete excepcional, sino también un incansable estudiante de la música. Su decisión de dedicarse completamente al canto, dejando de lado otros instrumentos, demuestra una claridad de propósito y una autoconciencia de sus propias habilidades y pasiones. A lo largo de su carrera, ha sabido adaptarse, aprender y crecer, pasando de la comedia musical a la ópera, del aprendizaje del piano a la maestría vocal.
Voces que Resuenan: La Trayectoria Inspiradora de un Barítono Apasionado
Comenzando su viaje musical formalmente a los diecisiete años, mientras aún estaba en la escuela secundaria, encontró en el canto una vía para expresar su más profundo ser. “El canto siempre me acompañó”, comparte, revelando cómo desde una edad temprana, utilizó su voz no solo como un medio de expresión, sino como una herramienta para canalizar sus emociones más íntimas. La música para él era más que una pasión; era una necesidad, una forma de liberación y desahogo.
Su camino hacia la ópera no fue directo. Inicialmente atraído por la guitarra y luego por el piano, pronto se dio cuenta de que su verdadero llamado era el canto. Esta epifanía lo llevó a abandonar sus intentos con los instrumentos y concentrarse en perfeccionar su voz. Aunque al principio no estaba claro si su camino sería como barítono o bajo, el tiempo y la dedicación revelaron su verdadera tesitura. Enfrentando desafíos vocales, especialmente en la zona aguda, abrazó estos retos como oportunidades para crecer y aprender.
La transición de la comedia musical a la ópera marcó un punto de inflexión en su carrera. Participar en producciones como «Las mil y una noches» y «Drácula» en el Luna Park y otros escenarios le proporcionó valiosas lecciones en actuación y canto, pero fue su ingreso al Instituto del Teatro Colón lo que solidificó su compromiso con la ópera. Este cambio no solo reflejó una maduración en su arte sino también un profundo reconocimiento de su vocación.
Actuar en el Teatro Colón, uno de los escenarios líricos más prestigiosos del mundo, fue una experiencia transformadora. No solo validó años de esfuerzo y estudio sino que también le ofreció la oportunidad de conectarse con el público de una manera profundamente emocional. Cada actuación es una conversación, un intercambio de energía donde cada nota cantada es un trozo de su alma compartida.
Para los jóvenes aspirantes a barítonos, su consejo es claro: la dedicación y la pasión son fundamentales. Enfrentarán desafíos y dudas, pero es en la perseverancia donde se encuentra el verdadero arte. «La ópera, como la vida, está llena de altibajos. Abrace cada momento, aprenda de cada experiencia y nunca deje de crecer», aconseja.
La Voz del Barítono: Un Pilar Emocional en el Teatro de la Ópera
La ópera, con su rica tapestría de melodías y emociones, se ha caracterizado tradicionalmente por sus roles protagónicos para tenores y sopranos. Sin embargo, la voz del barítono, con su resonancia única y su capacidad para evocar una profunda gama de emociones, juega un papel igualmente crucial en el drama operístico. Lejos de ser simplemente el «tercero en discordia», el barítono a menudo encarna personajes complejos, aportando una dimensión esencial al tejido emocional de cada obra.
A través de sus palabras, el barítono destaca la tendencia de asignar a estas voces roles de villanos o figuras autoritarias, creando un contrapunto intrigante a la inocencia o heroísmo representado por los tenores y sopranos. Sin embargo, más allá de estas asignaciones de roles, la verdadera esencia del barítono reside en su capacidad para comunicar con su timbre único. «El barítono debe cuidar mucho su color y la expresión en su voz», señala, subrayando la importancia de la calidad tonal y la expresividad por encima del mero virtuosismo técnico.
Esta comprensión de su instrumento vocal no solo demuestra un profundo conocimiento técnico sino también una apreciación por la intención del compositor. Encontrar y realzar el color específico y los efectos vocales que el compositor ha tejido en la partitura es un desafío constante y una oportunidad para el barítono. A diferencia del tenor, cuya voz puede brillar fácilmente en los agudos, el barítono se sumerge en la riqueza de su registro medio y grave, defendiendo «a capa y espada» el color único de su voz.
Esta dualidad entre el brillo del tenor y la profundidad emotiva del barítono refleja la diversidad de la experiencia humana que la ópera busca representar. En este sentido, el barítono no solo complementa la narrativa vocalmente sino que también enriquece la paleta emocional de la obra, ofreciendo al público una experiencia más matizada y completa.
Entre el Lirismo y el Drama: El Desafío Vocal del Barítono
En el corazón de la ópera, donde las voces se entrelazan con las historias, la elección del repertorio se convierte en un reflejo de la identidad artística del cantante. Para Sebastián Angulegui, esta elección revela un campo de tensiones creativas entre su tipo vocal natural y sus aspiraciones artísticas. Aunque se identifica como un barítono lírico, siente una fuerte atracción por los roles más dramáticos, aquellos que exigen una intensidad y una potencia que desafían los límites de su voz.
A pesar de esta dicotomía, ha encontrado maneras de explorar el amplio espectro de roles que la ópera ofrece, especialmente en las obras de Verdi. Roles como los de «La Traviata» y «Don Carlos» se convierten en espacios donde puede expresar su versatilidad, aprovechando su habilidad para manejar una extensión vocal generosa que le permite navegar tanto los graves profundos como los agudos exigentes. Esta capacidad única lo habilita para abordar roles complejos y variados, desde el carismático Escamillo en «Carmen» hasta los multifacéticos personajes de Mozart, como Papageno en «La Flauta Mágica» o el Conde en «Las Bodas de Fígaro».
Su repertorio no se limita a estos roles, extendiéndose al bel canto y roles en obras como «El Elixir de Amor» y «Lucia di Lammermoor», donde la técnica y la expresividad son fundamentales. Sin embargo, la nostalgia por los roles verdianos más dramáticos, como «Rigoletto» o «Il Trovatore», refleja un anhelo por explorar las profundidades de la expresión operística, un deseo de empujar su voz hacia nuevos territorios emocionales y técnicos.
Este equilibrio entre deseo y realidad, entre las limitaciones vocales y las aspiraciones artísticas, es emblemático de la jornada de un artista. En el caso de Sebastián , su adaptabilidad y su compromiso con el arte le permiten trascender estas barreras, ofreciendo interpretaciones que son tanto fieles a su identidad vocal como emocionalmente resonantes.
Superando Desafíos Vocales y Brillando en la Interpretación
En la ópera, cada voz lleva consigo no solo una historia sino también una batalla personal, un constante desafío para superar limitaciones y alcanzar nuevas alturas. Para nuestro barítono, este desafío se manifiesta en la búsqueda incesante de la perfección en su zona de agudos, un área que no le vino dada por naturaleza pero que ha logrado dominar a través de la técnica y el esfuerzo constante.
Con un reconocimiento de su talento innato para el color y la profundidad de su registro grave, él se enfrenta al reto de equilibrar su voz, trabajando incansablemente para mejorar su rendimiento en los agudos. Este proceso de refinamiento técnico es un testimonio de su dedicación y su compromiso con el arte del canto. “Los agudos los tuve que conseguir”, revela, marcando una jornada de auto superación y mejora continua que define su carrera.
Más allá de los aspectos técnicos, el barítono resalta la importancia de la interpretación actoral en su arte. Su habilidad para actuar, para encarnar completamente a sus personajes más allá de la música, es un pilar de su éxito en el escenario. Al tomar el texto y recitarlo, hablarlo, y actuarlo sin la música, encuentra una dimensión adicional en su interpretación, una que enriquece su actuación y conecta con el público a un nivel más profundo. Esta metodología no solo mejora su entrega vocal sino que también intensifica la expresión emocional de sus personajes, creando una experiencia operística más rica y envolvente.
La narrativa de nuestro barítono refleja la esencia de lo que significa ser un artista en el mundo de la ópera: es una mezcla de talento natural, trabajo arduo y una incansable búsqueda de excelencia. Su enfoque en superar desafíos vocales y su pasión por la interpretación actoral no solo lo distinguen como un cantante excepcional sino también como un intérprete emotivo y convincente.
La Fusión del Canto y la Actuación: En la Encrucijada del Arte
En el mundo de la ópera, donde la voz y la historia se unen para crear magia, nuestro barítono destaca por su meticuloso enfoque hacia la interpretación de sus personajes. No se trata solo de cantar; es un acto de encarnación, donde cada nota y cada palabra son el reflejo de una vida más allá de la partitura. Para él, la ópera es tanto una experiencia musical como narrativa, una oportunidad para explorar las profundidades del alma humana.
Su proceso comienza con una inmersión total en el personaje, abordándolo como si fuera el protagonista de una obra literaria, despojada de su música. Este enfoque literario le permite entender no solo las motivaciones y deseos del personaje sino también su psicología y su pasado. A través de esta comprensión profunda, busca puntos en común con sus propias experiencias y emociones, construyendo así una interpretación que es tanto personal como universal.
Sin embargo, esta inmersión no está exenta de desafíos. El equilibrio entre la entrega emocional y la precisión técnica es un acto de malabarismo constante. Demasiada emoción puede comprometer la técnica vocal, mientras que un enfoque excesivamente técnico puede restar autenticidad a la actuación. Encontrar ese punto medio, donde la pasión y la precisión coexisten, es esencial para una interpretación convincente.
El trabajo detrás de cada rol implica un proceso de ensayo y estudio riguroso, donde se ajustan tanto los aspectos técnicos como los emocionales de la actuación. El objetivo es que, una vez en el escenario, todo fluya de manera orgánica, permitiendo al barítono vivir plenamente en el personaje sin perder el control de su instrumento vocal.
La narrativa de este barítono subraya el arte de la ópera como un encuentro entre el canto y la actuación, una disciplina donde la voz es solo una parte de la historia que se cuenta. Su dedicación a la interpretación actoral no solo enriquece su presencia en el escenario sino que también ofrece al público una experiencia más profunda y matizada, un viaje a través de las complejidades del espíritu humano.
Mirando al Futuro
En un mundo en constante cambio, donde las artes enfrentan nuevos desafíos y oportunidades, la ópera se mantiene como un faro de expresión artística inalterable y poderosa. Sebastián, con su profunda conexión con este género, ve un futuro luminoso para la ópera, arraigado en su capacidad única para conmover y asombrar al público de una manera que ninguna otra forma de arte puede.
La ópera, con su fusión de música y teatro es vista por él como una de las expresiones artísticas más completas y asombrosas. La experiencia de escuchar una voz que llena el espacio, sin la mediación de la tecnología, en un recinto acústicamente diseñado para tal propósito, es insustituible. Esta característica distintiva de la ópera, según el barítono, asegura su relevancia y supervivencia a través del tiempo, prometiendo siempre atraer a aquellos que valoran la pureza y la intensidad de la expresión humana directa.
Mirando hacia su futuro personal, expresa un deseo de llevar su arte más allá de los escenarios conocidos, soñando con actuar en teatros de Sudamérica donde aún no ha tenido la oportunidad de presentarse. Con varios compromisos ya planificados en Argentina, en lugares tan emblemáticos como el Teatro Colón, su ambición es expandir su presencia artística y compartir su pasión por la ópera con audiencias en Chile, Brasil, y más allá.
Esta visión de futuro no solo habla de sus aspiraciones personales sino también de su deseo de contribuir al crecimiento y la difusión de la ópera en el continente. Su optimismo respecto al futuro del género y su carrera refleja una fe inquebrantable en el poder del arte lírico para trascender fronteras y unir culturas.