por Tamara Amaré Monzoncillo
Joaquín Abarca Rojas, un joven estudiante de Odontología de diecinueve años en la Universidad de Concepción, se ha embarcado en un viaje transformador que trasciende las aulas y los libros de texto. En las melodías de la música, ha descubierto una pasión que ha dado vida a su juventud, convirtiéndose en un faro de inspiración y propósito. Formando parte integral de las bandas Chiguayante y Derecho de la UDEC, Joaquín ha hallado su voz a través de las notas vibrantes de la trompeta, un instrumento que se convirtió en su compañero de vida en un momento crucial, cuando buscaba un sentido de dirección y significado.
La música, para Joaquín, se ha transformado en mucho más que una afición; es una odisea personal que lo ha llevado a explorar las profundidades de su ser, ofreciéndole alegría, satisfacción, y una ventana a un mundo lleno de posibilidades ilimitadas. La trompeta, se ha convertido en su instrumento de expresión, permitiéndole tejer historias a través de sus melodías y compartir su alma con el mundo.
El viaje musical de Joaquín ha estado lleno de momentos que han tocado el corazón de muchos, como cuando rindió homenaje a un amigo y compañero de banda fallecido, Martín González. En medio del dolor, Joaquín encontró la fortaleza para ofrecer un tributo que resonó con profundo respeto y emoción, utilizando su trompeta como un puente entre el dolor y el recuerdo, entre la vida y la memoria. Esta experiencia reafirmó su gratitud por la música, no solo como una forma de expresión, sino también como un medio para honrar y recordar a aquellos que amamos.
Estar en una banda no solo ha enriquecido su vida con música, sino también con relaciones significativas. Joaquín destaca la camaradería, el apoyo mutuo y las amistades forjadas a través de su amor compartido por la música. Estos lazos han ampliado su perspectiva, empujándolo fuera de su zona de confort y permitiéndole crecer como individuo.
Joaquín enfatiza la importancia de la paciencia, la perseverancia y la constancia en el aprendizaje musical. Reconoce que cada nota tocada, cada melodía aprendida, es un paso adelante en un viaje sin fin de autodescubrimiento y mejora personal. Anima a todos los que están empezando a nunca darse por vencidos, recordándonos que el arte de la música es una exploración de la vida misma.
La historia de Joaquín Abarca Rojas es un testimonio poderoso de cómo seguir nuestras pasiones puede transformar nuestras vidas, enseñándonos el valor de la persistencia, la importancia del apoyo mutuo y la belleza de compartir nuestros dones con el mundo. Su relación con la música es un recordatorio inspirador de que, independientemente de los desafíos que enfrentemos, la pasión y la dedicación pueden iluminar nuestro camino, forjando conexiones profundas con nosotros mismos y con aquellos que nos rodean. Joaquín nos invita a todos a escuchar el llamado de nuestras propias pasiones, a abrazar el viaje con corazón abierto y a descubrir el poder transformador de perseguir lo que amamos.