JOSE ANTONIO VIERA GALLO, compromiso con la democracia

JOSE ANTONIO VIERA GALLO

Por:Tamara Amaré Monzoncillo / Fotografias: José Rizo Massu

Nos encontramos con José Antonio Viera Gallo, un hombre culto, educado y de mundo, un verdadero caballero de la política cuya sabiduría se transmite en todas y cada una de sus palabras

Hijo de diplomático, durante su infancia estuvo en muchos, muchos lugares.

Bueno claro, desde niño digamos yo como es lógico seguí a mi padre que era diplomático de carrera. Entonces, fuimos a varios países; fuimos a Argentina, a República Dominicana, Perú, Portugal, Francia.

Y después ya volví a la universidad de Chile, y él después volvió a un puesto en el Consulado General en Buenos Aires y después en Montevideo, así que hice como todo ese periplo.

Claro, ¿y eso cómo formo tu carácter? O sea, estar constantemente cambiando de país.

Pues primero yo creo que lo agradezco porque como uno es un niño abre la mente ante nuevas realidades, etc. En segundo lugar, es bastante duro porque uno cambia de un país, cambia de colegio, de amigos; en fin, o sea, es difícil además que yo era hijo único.

Otra cosa curiosa, es que me quedó como muy grabado que en casi todos los países a los que íbamos eran dictadura, entonces yo en el fondo viví, salvo el periodo que estuve en Chile que fueron 4 años, pero hasta los 16 yo viví 12 años bajo dictadura, casi todas de derecho, pero de distinta naturaleza.

Eso también, quizá ayudó a fortalecer tu compromiso con la democracia.

Claro, porque a uno desde niño le dicen, mira cuidado no hables así, no digas esto, la persona que trabaja en la casa puede ser espía, entonces, se va formando una desconfianza digamos, hacia el poder.

Bueno eso pasa mucho en los países en dictadura que también se derogan las relaciones sociales, ¿puede percibir un poco de eso también en la actualidad ahora en Chile?

No, porque nadie tiene temor al gobierno, en Chile no hay ningún temor de que a uno en la noche lo vengan a buscar y se lo lleven preso.

Claro, pero me refería a las heridas antiguas.

Sí, pero el temor desapareció, lo que hay en Chile es desconfianza hacia la actividad política, pero por otras razones, no creo que sea porque la autoridad cualquiera que sea o haya sido vaya a ser una autoridad despótica, sino que puede ser ineficiente, puede ser que haya tenido en algún periodo alguna acusación de corrupción algún miembro, pero no existe temor al estado, no.

Al contrario, más bien hay una crisis de la autoridad, más bien hay desde el estallido un poco esta sensación de que se puede vivir sin la autoridad, ni del profesor, ni del policía, ni del parlamentario, ni del ministro, o sea, como que hay un ansia así, un cierto individualismo extremo o una cierta anarquía como diciendo mire.

No los necesitamos.

Claro, lo que después fue rápidamente desmentido por la pandemia, porque en la pandemia quedó claro que lo básico eran las políticas públicas de salud. 

¿Y qué opinas del momento político actual?, por ejemplo, el triunfo del rechazo.

Bueno, el rechazo digamos fue la respuesta a una convención que por múltiples factores se fue desconectando del sentir ciudadano, y más allá del contenido mismo de la propuesta donde había cosas positivas y algunas que eran negativas.

Pero más allá de eso, la opinión pública le quitó la confianza a ese trabajo, lo que fue una pena porque se perdió una oportunidad en la que se podría haber logrado, digamos un cambio constitucional muy democrático, participativo y podría haber sido muy legítimo, pero no ocurrió así, hubo ese rechazo.

Y respecto del actual gobierno, le tocó a la nueva generación llegar al poder en momentos muy adversos.

La pandemia.

Sí, además la crisis económica, ahora la guerra. Además, el desorden que se produjo en las arcas fiscales con los retiros de los fondos de pensiones. Entonces, todo eso determinó digamos que tuviera que llegar y asumir una agenda que en el fondo no era lo que ellos mismos habían pensado.

A eso sumemos, un parlamento adverso y sumemos este 62% que le rechaza una propuesta constitucional que el gobierno había asumido como propia. 

Y evidentemente, los desafíos que tienen por delante, algunos son muy difíciles de enfrentar para cualquier gobierno, o sea, la delincuencia que es un tema casi que llegó para quedarse, se puede racionar, pero nadie puede prometer éxito fácil.

Y lo mismo en la inmigración ilegal, no hay ningún país del mundo que lo haya podido controlar, entonces también es otro problema. Sin embargo, yo creo que el gobierno en lo que se refiere a sus políticas económicas está bien orientado que la inflación va a bajar drásticamente.

Y eso va a determinar una situación en el año 2024, digamos una situación un clima bastante diferente en el día. Ahora, si eso se va a reflejar o no en la conducta electoral de los ciudadanos, eso no se sabe.

Claro, bastante difícil predecirlo. La gente parece bastante desencantada de la política tradicional, ¿de qué manera cree usted que se puede volver a encantar a las personas o que vuelvan a apreciar estas instituciones democráticas? 

Muy difícil, yo creo que está desencantada de la política en general no solo de la tradicional también de la nueva, porque la nueva es la que representaba la convención.

O sea, está desencantada de la política en general porque la política en un mundo global con los nuevos fenómenos no alcanza a responder a la esperanza de la gente, y a los gobiernos se les impone situaciones externas que condicionan su actuar.

Entonces, como que sabemos que cuando elegimos, de alguna manera elegimos a una autoridad que tiene sus atribuciones muy condicionadas. Ahora, en el caso de la unión europea hay un condicionamiento que tiene un marco democrático y solidario, o sea, eso es una protección.

En el caso de América Latina eso no existe, o sea, Chile un país relativamente pequeño o mediano digamos, que está inmerso en la globalización solo y por tanto, a merced también de las fluctuaciones que tengan los precios de las materias primas, el cobre. En fin, el comercio internacional, las redes de suministro. Entonces, no es fácil navegar en los tiempos actuales.

Volviendo un poco al tema de su biografía, también dentro del libro usted cuenta del periodo en que estuvo exiliado, ¿verdad? ¿Me podría contar un poco sobre esa época?

A ver yo salí de Chile en el 74, o sea, hace tantos años y llegamos con mi familia a Italia en un periodo muy convulsionado, digamos que gobernaba la centro izquierda, básicamente la democracia cristiana con el partido socialista bajo otros partidos también.

Pero en Italia estaba atravesada por una fuerte acción terrorista de ultraizquierda y de ultraderecha con varios grupos de ultraizquierda como las ligas rojas, y otros grupos menores. Y por otra parte, había una reacción muy fuerte de algunos grupos neofascistas.

Esos grupos fascistas tenían además contacto con la dictadura chilena, que eso es lo que después se demostró con el atentado a Bernardo Leighton. Bueno, nosotros vivimos la solidaridad italiana hacia los chilenos, como digamos una solidaridad muy generosa y muy impactante.

Pero vivíamos inmersos en una sociedad que estaba muy sacudida desde sus cimientos, o sea, se llamaba en esa época los años de plomo le decían, porque se disparaba con mucha facilidad o se ponían bombas con mucha facilidad.

Por suerte ese periodo terminó en Italia, y después vino una segunda oleada que nosotros la alcanzamos a ver en el comienzo que fue la operación manos Limpias, donde los fiscales sobre todo del norte empezaron a investigar el financiamiento ilegal de la política y eso sacó a la luz algo que era un secreto a voces.

De alguna manera todo el mundo sabía que había un sistema de financiamiento que iba más allá de la ley y que de alguna manera llegaba a todos los partidos. Entonces, eso trajo una crisis muy profunda en los partidos políticos en Italia.

De tal manera, que de esa época no queda prácticamente ningún partido, todos desaparecieron y se formaron nuevos partidos. 

Hoy día en Italia hay una realidad política muy distinta a la que nosotros teníamos o vivimos.

Pero, en suma, lo que queda es una linda y gran experiencia y al mismo tiempo una enorme gratitud con la forma en que los italianos nos recibieron y como nosotros involucrados en esa realidad cotidiana, donde además la vivimos cerca con el atentado a Leighton, eso influyó mucho también en nuestra propia forma de reflexionar la política de pensar el compromiso con la vida pública.

¿Ese tiempo de exilio tú estuviste con tu familia?

 Con mi señora, mi familia y allá nació una tercera hija.

¿Y cómo enfrentó la familia todo este proceso?

Bueno, yo creo que fue muy duro para mi señora, sobre todo en general para las mujeres de los exiliados que ella también tenían un compromiso político, pero en general ellas no tenían prohibición de volver a Chile. 

Entonces, en el fondo ellas como que siguieron un exilio que no era propio, eso es muy difícil yo creo, y además de que la sociedad italiana funciona muy distinta a la sociedad chilena en lo que se refiere digamos a la vida cotidiana.

Entonces, eso significaba una doble carga mayor para el trabajo de la mujer y al mismo era el comienzo del feminismo en Italia, significaba también para la pareja un cuestionamiento a los roles tradicionales.

De tal manera, que muchos de nosotros asumimos parte importante de la responsabilidad del trabajo doméstico, pero siempre en la misión que al final la que decía es la mujer, si bien uno colaboraba.

Todas sus hijas también son mujeres y todas son artistas, ¿cómo es ese vínculo entre el arte y la familia? ¿Se hablaba mucho de arte o fue algo que surgió por si solo?

Una fue por la escritura y por el periodismo. La segunda fue por el cine, en el área de  montaje especializándose en documentales, que es lo que enseña la Universidad de Chile.

Y la tercera por las artes visuales, la pintura, en fin, todo lo que hoy día significa arte visual. Entonces, la tercera vive en Nueva York, las otras dos viven acá y bueno así es la vida.

Me pareció muy llamativo.

Claro, no sé de dónde habrá pasado esto, porque pasó, pero no fue influencia nuestra directa por lo menos.

En el periodo que estuviste en Italia también estuviste editando una revista 

Chile América.

Esa fue una revista que creamos junto a Bernardo Leighton y Esteban Tomic que venían de la democracia cristiana, y Julio Silva Solar que venía de la unidad popular.

Y tenía la revista el principal objetivo de facilitar el reencuentro de la democracia cristiana con la izquierda, y además sirvió como una tribuna para denunciar la violación de los derechos humanos en Chile. Pero era una revista abierta donde podían escribir los que quisieran que se ocuparan del tema de Chile o de las dictaduras en América Latina en esa época.

Pero claro la revista tenía una, como decir, una línea editorial, esta revista duró 9 años y bueno, terminó cuando el editor sufrió un atentado, Esteban Tomic después tuvo que ir a trabajar a Venezuela, y quedamos Julio y yo. Julio volvió un poco antes que yo a Chile por una enfermedad grave de su señora y yo volví en el 84 cuando ya la dictadura permitía a los exiliados volver.

Entonces, cuando volvimos la revista no se podía hacer en Chile porque la revista requería permisos de la autoridad.

Se revisaba todo.

Y nosotros no íbamos a pedir permiso para una revista censurada digamos. Entonces, lo que hicimos fue crear un centro de estudios que tenía una línea editorial y allí publicamos muchos libros.

¿Y los libros sí?

Sí, pero curiosamente cosa rara de la época los libros no pasaban por censura, entonces, por ejemplo, ahí publicamos nosotros este libro que fue yo creo que el libro más vendido que había en Chile que se llamaba “Los zarpazos del Puma”

Tal vez la autoridad de la época pensaba que los libros llegaban a menos gente, no sé.

Curioso

Muy raro sí, entonces allí publicamos muchos libros.

Y hablando de la  situación actual. ¿La pandemia cómo lo afectó como persona?

Bueno, yo creo que como todos los chilenos. Nosotros cumplimos las órdenes que habían de la autoridad e hicimos las vacunas que había que hacer y después, bueno nos acomodamos a las restricciones del caso. 

Una experiencia nueva y muy colectiva, muy fuerte, porque era algo que afectaba a toda la humanidad. Entonces, muy impresionante, pero bueno felizmente yo por lo menos tuve el covid después, pero suave.

Todavía no se sabe si vuelve, siempre está como esa amenaza constantemente del coronavirus. El coronavirus también detonó la globalización actual, verdad, como que a todos nos tocó al mismo tiempo.

Otras veces ha habido epidemias, pero de diferentes países podemos prestarnos apoyo mutuamente verdad, en este momento no se pudo, ¿qué desafíos ve?¿cómo cambia la política en esta situación?

Bueno, yo creo que globalización ha habido. 

Digamos no el mundo entero, pero de civilizaciones ha habido siempre. Por cierto, ayer escuchaba a un señor que había publicado un libro sobre el imperio romano. 

El imperio romano fue una forma de globalizar todas las culturas del mediterráneo y más allá del mediterráneo hasta la frontera con la India, el imperio chino otro tanto, la india, o sea, siempre ha habido. 

Lo que veía ahí de nuevo es que ese contacto es global en el sentido de que ya no hay límite, no hay una civilización desconocida digamos, salvo pequeñas tribus en algunos lugares como el Amazonas o algo así, pero en general, estamos todos conectados.

Y segunda cosa, que es una conexión muy rápida, no necesita llegar una carta a través de un correo que iba por caballo o que iba por un velero, sino que es inmediato, o sea, es simultáneo, es inmediato. 

Entonces claro, eso provoca un cambio muy grande en la vida de las personas porque afecta la producción de los bienes, lo que consumimos, afecta la circulación de las ideas, pero, de alguna manera yo creo que es algo beneficioso para la humanidad.

Ha pensado, por ejemplo todo este tema de las Fake News o las mismas redes sociales de alguna forma afectan a los procesos democráticos en los países y de qué manera podemos enfrentarlo.

Sí, es una mezcla, porque claro tiene ese aspecto negativo, pero tiene muchos aspectos positivos.

Por ejemplo, antes había una parte de la población que quedaba al margen, o sea, la imprenta nunca alcanzó a llegar a toda la población, se democratizó más con la radio, con la televisión, pero hoy día sí que está democratizado de verdad, porque además está democratizado el conocimiento.

O sea, yo puedo entrar en una biblioteca que está en no sé dónde y consultar, o sea, como que no importa tanto ya donde yo vivo para el acceso que puedo tener al conocimiento.

Ahora que eso trae también como consecuencia, porque es así el ser humano, una parte activa de las acciones negativas, eso es como inevitable, no veo yo como se le pueda poner atajos, pero lo más importante no es eso.

Creo yo que lo más importante es lo otro, o sea, es la enorme democratización de la comunicación, eso es una cosa que claro las sociedades se vuelven mucho más democráticas de verdad.

Eso trae muchos problemas, muchas dificultades y hace más difícil gobernar obvio, es más fácil gobernar cuando la gente está en una parte de la población que está dependiente de lo que le dice la autoridad.

Esto también ha generado mucho debate en el último tiempo respecto a la libertad de expresión, los límites de ella.

Yo no veo que límites pueden poner a la libertad de expresión, cuando terminó la dictadura pusimos la norma tradicional, que no hay censura previa, sino que uno se hace responsable después de las consecuencias que lo emita, lo que tal vez, se podría exigir es que los mensajes en las redes sociales no fueran anónimos.

Sino que fueran como en la prensa.

Que la gente se hiciera cargo de eso.

Claro, se hiciera responsable, ahora no sé cómo se podría hacer eso tecnológicamente.

Recomendaciones Culturales

Bueno, y antes de despedirnos me gustaría pedir si me puede recomendar algunos libros o algún texto para el público que a usted lo haya marcado, alguna película favorita.

De historia, por ejemplo, estoy leyendo una muy buena historia de la revolución rusa y de los prácticamente 4 años siguientes del famoso historiador inglés que se llama Antony Beevor que se llama “Rusia: Revolución y Guerra Civil”. Hay que tener paciencia porque está muy bien documentado. Y novela yo acabo de terminar la última de Padura, el escritor cubano que siempre tiene este personaje que es un detective que investiga crímenes que se cometen en la Habana, 

Ahora, dentro de las obras de él, quizá la más conocida y la mejor sea “El hombre que amaba a los perros”

¿Y alguna película? 

¿Película nueva?

Pienso que puede ser una favorita o alguna que le parezca inspiradora y que la gente le convendría verla.

Yo escucho que una película que marcó el cine y que yo la he visto tantas veces y que es muy impresionante es “Lo que el viento se llevó”, pero de muchos años esa película. 

Muy buena.

Lo que pasa es que ahora la gente sigue mucho las series de Netflix. Yo encuentro, por ejemplo, “The Crown” es una muy buena serie porque pone a uno en contacto con una forma tan particular de ejercicio de poder que es la monarquía inglesa, y al mismo tiempo el sistema democrático inglés. Entonces, está muy bien hecha y muy seria.

Justamente ayer fuimos al cine con mi señora a ver una película de culto, creo que tiene un premio en el Festival de Cannes que se llama “Aftersun”

Vale la pena, es una película claro más íntima, de la relación de un padre separado y de su hija, su niña chica, que está muy bien hecha. 

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